lunes, 30 de noviembre de 2009

La Educacion Parvularia en los comienzos del siglo XXI

En el actual Gobierno de Don Ricardo Lagos (2000- 2005), además de lo anterior, se ha planteado como meta relevante el mayor aumento de cobertura de educación parvularia experimentado en la historia del nivel y del país, a través de la creación de 120.000 nuevos cupos. Esta política unida además a recientes iniciativas legales, que han reconocido al nivel en la Constitución de la República (1999) y en la Ley Orgánica de la Educación (2001) [4], establece una situación de consolidación de la Educación Parvularia como tal y posibilita desarrollar una nueva pedagogía de párvulos del siglo XXI.

En tal sentido, el inicio de la Reforma Curricular del nivel a partir de las “Bases Curriculares de la Educación Parvularia” implicará un nuevo ámbito de perfeccionamiento, proyectos de implementación curricular, material de apoyo, seguimiento y evaluación, más otro conjunto de acciones e iniciativas enmarcadas en los desafíos para la educación de los próximos años, que se detallan más adelante.

La Educacion Parvularia en la Reforma de los 90

En marzo de 1990, se retomó la tradición democrática en el país, siendo uno de los propósitos fundamentales del gobierno de don Patricio Aylwin Azócar, lograr una sociedad más igualitaria. Para estos efectos se propuso restaurar las redes de organización y participación social, tomó decisiones para reorientar el gasto público, fijándo como principales beneficiarios, o grupos prioritarios, los niños y las mujeres jefas de hogar, entre otros.

En las políticas del gobierno de la Concertación se declaró a la educación como una prioridad fundamental para la década de los años 90, puesto que se la estimó como factor estratégico para el fortalecimiento de una sociedad más equitativa y para el desarrollo del país.

En ese período, las pruebas de medición de la calidad de la educación (SIMCE) aplicadas a estudiantes de educación básica, evidenciaban severas desigualdades entre los alumnos provenientes de establecimientos subvencionados, especialmente de escuelas municipales, con aquellos que asistían al sistema particular pagado.

Consecuentemente el Gobierno planteó nuevas políticas para el sector:

aumentar la cobertura con equidad y calidad, y comprometió efectuar una estrategia de inversión a mediano plazo, denominada Programa de Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación (MECE), de seis años de duración, financiada con un préstamo del Banco Mundial y con el presupuesto de la nación.

En 1990 y contando con un nuevo escenario, FUNACO (Fundación Nacional de Ayuda a la Comunidad) empezó a modificar sustantivamente sus objetivos y quehacer, constituyéndose en una entidad de tipo privado, dependiente del Ministerio del Interior, readecuando sus estatutos y cambiando su razón social por Fundación Nacional para el Desarrollo Integral del menor (INTEGRA).

Fundación INTEGRA inició así el desarrollo de su Proyecto Educativo, focalizando su atención en los centros abiertos para niños menores de 6 años; se contrataron profesionales y se comenzó un proceso de capacitación, estableciendo convenios con la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, J.U.N.A.E.B., con UNICEF y Universidades. Se reestructuró su gestión administrativa, traspasando la tarea asistencial de su responsabilidad a instituciones competentes.

Por su parte, en el Programa MECE se incluyó el Componente Preescolar, al que le fue asignado el 16% del total de los recursos (equivalente – en 1997 – a unos 50 millones de dólares).

Los objetivos del Componente Preescolar del MECE, al igual que los del Componente Básica, fueron mejorar la calidad de la enseñanza y ampliar las oportunidades brindadas a los niños y niñas menores de 6 años de hogares pobres. A éstos, en el caso de la educación parvularia, se agregó un tercer objetivo fundamental: la expansión de la atención.

En la década de los noventa la labor realizada a nivel de Educación Parvularia a través del MINEDUC JUNJI e INTEGRA, implicó un aumento de la cobertura en un 11,5%, ( de 20,9 % a 32,4%). Según zonas geográficas, aumentó de un 8,5% a un 17,2% en sectores rurales y de un 23,8 % a un 34,8 % en sectores urbanos, [3] alcanzando más de un 85% de matrícula en el tramo de 5 a 6 años.

Estos aumentos cuantitativos de cobertura representó a la inversión pública subir de M$ 26.237.9 en el año 1990, a M$ 126.529.1 en el año 20004.

Para cautelar el principio de equidad, es decir, asegurar una real igualdad de oportunidades, se optó por una metodología de focalización tanto territorial como institucional. Para ello, se definió el mecanismo de discriminación positiva que orientó la inversión hacia los sectores más pobres y de mayor riesgo social.

Con el fin de crear condiciones para lograr una educación parvularia pertinente a la realidad social del párvulo y significativa en relación a sus aprendizajes, el principio de descentralización, se amplió al ámbito pedagógico a nivel de aula, procesos que se daba hasta 1990, solamente en el plano administrativo.

La concreción de esta política de educación parvularia, se observó en diversos organismos, tales como establecimientos municipales y particulares de educación básica, con cursos de 2º Nivel de Transición; Centros de Fundación INTEGRA y la red de Junta Nacional de Jardines Infantiles, JUNJI.

El Ministerio de Educación mantuvo relación con las escuelas a través del sistema de supervisión y con JUNJI e INTEGRA a través de convenios. Todos ellos recibieron recursos provenientes del Programa MECE.

En síntesis, las políticas de educación parvularia para la década 1990 – 2000 se fijaron como dos grandes objetivos: aumentar la cobertura y mejorar la calidad y la equidad de la educación.

Para cumplir con los objetivos y principios ya señalados, el Componente Preescolar del MECE promovió la generación de nuevos programas formales y no formales de educación y desarrolló diversas líneas de acción, entre las cuales el perfeccionamiento de profesionales y técnicos de las instituciones del sector, fue un elemento central.
En marzo de 1994 el Componente Preescolar pasó a formar parte de la estructura institucional del Ministerio de Educación, aún cuando hasta 1997 continuó con financiamiento proveniente del Programa MECE. La División de Educación General, reforzó la Unidad de Educación Parvularia existente, con un equipo multidisciplinario.


Los recursos disponibles, si bien no menores, resultaron ser reducidos en relación a la envergadura de la tarea por realizar. Esto exigió priorizar, focalizar y coordinar programas para párvulos, y diseñar estrategias potencialmente expandibles de bajo costo, que garantizaran la calidad.

Para alcanzar los objetivos antes señalados, el diseño de estrategias consideró criterios tales como:

• Ampliación de cobertura de programas ya existentes en sectores de pobreza, diversificando la localización geográfica de la oferta.

• Focalización de la atención en comunidades/localidades/poblaciones con alta concentración de familias pobres, y en los niveles de transición de los jardines infantiles, centros abiertos y escuelas, para que las intervenciones educativas iniciadas en la educación parvularia tuvieran continuidad en la educación básica.

• Incorporación de programas no formales de educación parvularia, con el fin de diversificar la oferta, adecuarse a las diferentes realidades nacionales y aumentar cobertura con menos costo y similar calidad.

• Incorporación, no sólo de profesionales y técnicos de las instituciones, sino de la comunidad nacional en su conjunto – y de los padres y madres en particular – a las acciones tendientes a mejorar la calidad de las intervenciones educativas para los niños menores de 6 años.


Por su parte, JUNJI inició un fuerte proceso de fortalecimiento institucional y de mejoramiento de la atención y calidad educativa. De dos modalidades de atención que educaban a 60.000 niños en 1990, se amplió a 120.000 a fines de la década, ofreciendo además doce alternativas diferentes, que respondieran en forma diversificada a las necesidades de los niños y sus familias. Estos programas hicieron uso de nuevos espacios educativos, medios y agentes: desde las propias familias, jóvenes y líderes comunitarios, ocupando espacios familiares, hasta consultorios de salud y otros escenarios comunitarios, usando medios de diverso tipo tales como: gráficos, radiales, televisivos, entre otros.

En el plano cualitativo, se establecieron “Criterios de Calidad Curricular” como orientación para los diversos programas, y se iniciaron los “Proyectos de Mejoramiento Curricular”, con asignación de recursos para que los educadores dotaran de material didáctico diferenciado a sus propuestas curriculares.

La línea de trabajo con las familias y comunidades, se incentivó fuertemente, potenciando los Centros de Padres de los Jardines Infantiles, con Orientaciones Técnicas.

En el plano de la diversificación curricular, se implementó la línea de atención a párvulos de los pueblos originarios, creándose guías curriculares para los diez pueblos reconocidos en el país. A partir de los ejes culturales que cada comunidad señalaba como importantes para sus niños, las comunidades educativas, estuvieron constituidas principalmente por representantes de las correspondientes etnias, quienes fueron capacitados en educación parvularia; esta estrategia se mantiene hasta la actualidad.

La educación de niños y niñas con necesidades educativas especiales, que incidentalmente existía en J.U.N.J.I, desde 1995 se planteó como línea de trabajo, creando orientaciones técnicas, otorgando perfeccionamiento especializado a los educadores y dotando con material pertinente a los Jardines Infantiles, dentro de una línea de integración. Igualmente se inició el mejoramiento de la infraestructura de los establecimientos de manera de facilitar un mayor acceso de niños con problemas motores.

En 1995 se creó el primer proyecto en Chile de un “Sistema de Evaluación Integrado para los Párvulos: Evalúa”, que abordó el tema de la evaluación de los aprendizajes de los niños y niñas, para superar las debilidades de la evaluación centrada en la medición sicomotora de los niños.

En el plano de la equidad, se perfeccionaron los criterios de focalización, para atender preferentemente a los niños que más lo requiriesen, mejorando además el programa de alimentación.

En síntesis, la labor realizada en la década de los noventa en el ámbito de la educación a los niños a través del MINEDUC, JUNJI y Fundación INTEGRA, implicó un aumento de cobertura de un 20% a un 30% en el año 2000, la “normalización” a partir de criterios técnicos básicos, y una abierta diversificación de la oferta, de programas educativos que se describen más adelante.

En el plano del perfeccionamiento de los profesionales del nivel, se crearon diversos post-títulos, Licenciaturas y en 1994 el primer post-grado especializado en el nivel: Magíster en Educación Parvularia, en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, existiendo en la actualidad una amplia oferta para el perfeccionamiento de los Educadores de Párvulos.

En 1998, como parte de la Reforma Educacional en curso, se inició la Reforma Curricular del nivel, con la elaboración de las “Bases Curriculares de la Educación Parvularia” como un referente curricular actualizado, para la educación de las niñas y niños chilenos, desde el nacimiento hasta el ingreso a la Educación Básica, y aplicable a distintas modalidades educativas. Este instrumento se terminó de elaborar el año 2001, iniciándose el perfeccionamiento de los educadores de párvulos y la implementación de la propuesta.

La Educación Parvularia entre los años 1980/1990


Durante la década de los años ochenta, se crearon diferentes formas alternativas de educación de párvulos, en poblaciones de escasos recursos, impulsadas principalmente por Organismos No Gubernamentales, (ONGs). En el ámbito público, JUNJI implementó los CADEL, que tenían un fuerte énfasis en el desarrollo del lenguaje y en la alimentación, de los niños y niñas.

En 1981, al modificarse las Leyes Universitarias, comenzaron a crearse Universidades Regionales en las diferentes ex - sedes de las Universidades Nacionales, surgieron nuevas Universidades Privadas e Institutos Profesionales de Educación Superior, instituciones que continúan con la formación universitaria de educadores,

En el plano normativo y orientador, el MINEDUC elaboró el programa Educativo para Nivel Medio y Primer Nivel Transición (1981), el cual a la fecha no contaba con un programa educativo oficial.

En 1989, al subscribir el país la Convención de los Derechos del Niño, se produjo un importante hito, en el plano de las Políticas Internacionales, que orientará la extensión del nivel y el mejoramiento de la calidad, aspectos centrales de las políticas públicas que se implementaron en la década siguiente.